De Alejandra Munaico 

Una de las noticias más sonadas en las últimas semanas fue la investigación al presidente Castillo y su esposa, Lilia Paredes, por el presunto plagio en su tesis conjunta de maestría. La polémica provocó el descontento social y trajo a colación un tema lamentablemente muy presente últimamente en el mundo académico: el plagio. El término, según la Real Academia Española, significa “Copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”; es decir, apropiarse de un trabajo y mostrarlo como propio. No es complejo de entender, mucho menos evitar cometerlo. Entonces, ¿por qué el plagio está tan presente en el sistema educativo? ¿Es que acaso no tiene consecuencias futuras? Y más importante aún, ¿cómo afecta que una figura pública como el presidente tenga presuntos antecedentes de plagio? 

La tesis conjunta del presidente y la primera dama, que les permitió obtener la maestría de Psicología Educativa por la Universidad César Vallejo en el 2011, está compuesta de 121 páginas. Según el programa de televisión *Panorama*, el documento en cuestión contendría un 54% copiado de otros autores, además de que los dos expertos miembros del tribunal que aprobó dicha tesis no existen. La vergonzosa situación obligó a la Fiscalía cajamarquina a abrir una investigación a dirigida por un fiscal del distrito de Tacabamba, Cajamarca. 

Coincidentemente, el Congreso buscó anular a la Sunedu, lo que fue duramente criticado por la población. La situación empeoró cuando se hizo público que algunos funcionarios son dueños o representantes de universidades que precisamente Sunedu cerró por no cumplir con los estándares de calidad requeridos para la educación superior. Afortunadamente, esta pretendida anulación fue cancelada por el mismo Congreso, pero eso no evita que pongamos atención en estas universidades que no cumplieron o solamente cuentan con los requerimientos básicos para seguir en funcionamiento. Según un ranking del diario La República, la Universidad César Vallejo, fundada el 12 de noviembre de 1991 en Trujillo, tiene un total de 83.152 tesis registradas en Renati a lo largo de sus 32 años. La PUCP en 105 años solo ha registrado 18.576 tesis. La Católica está considerada entre las mejores universidades del país; la UCV cumple únicamente lo básico objetado por la Sunedu. Cantidad no es necesariamente sinónimo de calidad. 

El problema de esta penosa situación radica en las posibles consecuencias que deja en la sociedad peruana. A fin de cuentas, estamos hablando del presidente, la figura con más poder y autoridad en el país; si él logró llegar hasta ahí con una tesis plagiada y sin recibir sanción alguna, cualquier ciudadano pensaría que antes de educarse es mejor copiar. El mensaje que transmite a los peruanos es un discurso equivocado que justifica el plagio al no aceptar su responsabilidad y traslada a las generaciones más jóvenes una excusa para justificar los plagios cometidos en el ámbito educativo.  

Es probable que la mayoría de la población haya cometido un plagio o haya tenido conocimiento de unjo, un mal hábito cada vez más extendido entre los estudiantes. La pesadilla de los profesores va en aumento y, por consiguiente, obliga a plantearnos una pregunta básica: ¿Cuál es la necesidad de plagiar? Se suele culpar a la generación actual por ello, pero como lo indica Leal (2014): “Durante años hemos crecido en un contexto educativo en el que para «aprender» algo se nos pedía copiar textos de monografías, de enciclopedias, y en el mejor de los casos, de libros, sin poner especial atención en que estábamos copiando algo desarrollado por otra persona, de manera que debíamos darle su crédito”. 

En este sentido, el plagio se ha fomentado desde la escuela como un método para aprobar la asignatura sin inculcar debidamente lo que ello implica. Al no hacer la referencia correcta no solo se niega el reconocimiento al autor original, sino que se comete un delito contra los derechos de autor y la propiedad intelectual (Soto, 2012). 

La ignorancia (o falta de honestidad) colectiva lleva a cometer el plagio como un acto normalizado que no cuestiona la gravedad de una acción considerada como delito. Ligado precisamente a la falta de educación sobre el plagio, una de las razones para cometerlo según Nuñez (2001) es no poseer destrezas para la investigación y no saber citar. Además, la falta de tiempo y la carga de actividades académicas se encuentra entre las motivaciones de plagio más usuales. Copiar es el escape más veloz para poder cumplir con la agenda apretada de la vida universitaria, según los estudiantes. Este hecho se conecta con otra dimensión de la vida académica muy preocupante que es buscar aprobar antes que aprender.  

El efecto que tiene el plagio es claro: niega la capacidad de pensar. Pensar no es únicamente la capacidad de recordar alguna situación anecdótica, sino la habilidad que le permite al ser humano razonar, entender, procesar información, reflexionar y guardarla en el tiempo a través de la escritura. Negarse a pensar no solo vuelve al individuo ignorante; además, retrasa el progreso de la humanidad misma.  

Por lo tanto, es necesario llamar la atención sobre un acto normalizado como el plagio, que nos está negando la capacidad de formular un criterio propio sobre un tema específico. Así se crean las bases de la dominación social, a partir de la ausencia del pensamiento crítico y de la ética, sumergiendo a la sociedad en una ceguera intelectual bajo la cual resulta fácil de manipular y controlar. Y el control de la conciencia es lo peor en lo que podemos caer: «nos convierte en esclavos”. 

Il plagio, un elemento silenzioso che ci trasforma in schiavi  

Di Alejandra Munaico 

Una delle notizie più note nelle ultime settimane è stata l’indagine relativa al presidente Castillo e a sua moglie, Lilia Paredes, per il presunto plagio nella loro tesi del master. Questa polemica ha provocato un malcontento sociale e il tema del plagio, molto presente nel mondo scolastico, si è iniziato a menzionare. Questo termine, secondo la Reale Accademia Spagnola, significa “copiare in sostanza le opere altrui, dandole come proprie”, cioè appropriarsi di un lavoro e mostrarlo come proprio. Questo concetto non è difficile da comprende e tantomeno è difficile evitare di commetterlo. E quindi, perché il plagio è tanto presente nel sistema educativo? Non ha conseguenze future? E cosa ancora più importante, in che modo il fatto che una figura pubblica come il presidente abbia antecedenti di plagio influisce nella società? 

La tesi congiunta del presidente e di sua moglie, che ha permesso loro il master in Psicologia Educativa nell’Università Cesar Vallejo nel 2011, è composta da 121 pagine. Secondo il programma televisivo *Panorama*, il documento in questione conterrebbe una percentuale del 54% di plagio di altri autori. D’altra parte, i due membri del tribunale che hanno approvato questa tesi non esistono. Questa vergognosa situazione ha obbligato la procura di Cajamarca ad aprire un’indagine, diretta da una procuratrice appartenente alla stessa regione. 

Allo stesso tempo, il Congresso ha tentato di eliminare la Sunedu, ma questo fatto è stato duramente criticato dalla popolazione. Questa situazione è peggiorata quando si è pubblicata la notizia che alcuni funzionari sono proprietari o rappresentati di università che la Sunedu ha chiuso, dal momento che non compivano con gli standard di qualità necessari per l’educazione superiore. Fortunatamente, questo annullamento è stato cancellato dallo stesso Congresso, ma ciò non evita il fatto che dobbiamo fare molta attenzione a queste università che non hanno eseguito i requisiti o compiono solo con quelli basici per funzionare adeguatamente. Secondo un ranking del giornale La Repubblica, l’università Cesar Vallejo, fondata il 12 novembre del 1991 nella città di Trujillo, ha un totale di 83.152 tesi registrate nella Renati nei suoi 32 anni di attività. L’università PUCP, in 150 anni, ha registrato solo 18.576 tesi. L’Università Cattolica è considerata una delle migliori università del nostro paese; La UCV compie unicamente i requisiti basici determinati dalla Sunedu. Ma sappiamo che quantità non è necessariamente un sinonimo di qualità.  

Il problema di questa situazione penosa sta nelle possibili conseguenze che lascia nella società peruviana. Dopotutto, la figura della quale stiamo parlando è il presidente, cioè la figura con più potere e autorità nel paese. Se lui è riuscito ad arrivare al carico che ha oggi grazie ad una tesi plagiata e senza ricevere alcuna sanzione, qualsiasi persona potrebbe pensare che invece di educarsi la migliore opzione è copiare. Il messaggio che ciò trasmette ai peruviani è sbagliato, poiché giustifica il plagio non accettando la propria responsabilità e dà alle future generazioni una scusa per giustificare i plagi commessi in ambito educativo.  

È molto probabile che la maggioranza della popolazione abbia commesso plagio o che sappiamo di qualcuno che lo abbia fatto. Questo provoca un’estensione del plagio tra gli studenti. Gli incubi dei professori aumentano sempre di più e di conseguenza, ci obbliga a chiederci: qual è la necessità di plagiare? Abitualmente si responsabilizza la generazione attuale per questo fatto, ma come lo indica Leal (2014): “Per moltissimi anni siamo cresciuti in un contesto educativo dove per «imparare» qualcosa, i professori chiedevano di copiare testi di monografie, enciclopedie e nel migliore dei casi, libri, senza prestare attenzione al fatto che stavano copiando qualcosa sviluppato da un’altra persona, e di conseguenza dovevamo riconoscerne i crediti”. 

In questo senso, il plagio è stato promosso dalla scuola come un metodo per superare la materia senza insegnare adeguatamente ciò che questo implica. Il fatto di non fare riferimento correttamente non solo nega il riconoscimento dell’autore originale, ma anche è un delitto contro i diritti di autore e la proprietà intellettuale (Soto, 2012).  

L’ignoranza (o la mancanza di onestà) collettiva porta a commettere il plagio come un’azione normalizzata che non mette in discussione la gravità di un’azione considerata come un delitto. Legato precisamente alla mancanza di educazione sul tema del plagio, una delle ragioni per commetterlo secondo Nuñez (2001) è il non possedere capacità di indagine e non saper fare citazioni. Inoltre, la mancanza di tempo e la carica delle attività accademiche si trova tra le motivazioni di plagio più comuni. Copiare è la via di fuga più facile e veloce per poter compiere con la stretta agenda della vita universitaria, secondo gli studenti. Questo fatto si collega a un altro tema accademico molto preoccupante, che è cercare di essere promossi prima ancora di capire.  

L’effetto che ha il plagio è chiaro: nega la capacità di pensare. Pensare non è unicamente la capacità di ricordare qualche situazione aneddotica, ma è l’abilità che permette all’essere umano di ragionare, comprendere, processare informazioni, riflettere e salvarle nel tempo attraverso la scrittura. Negarsi a pensare non solo fa sì che l’individuo diventi ignorante, ma anche ritarda il progresso dell’umanità stessa.  

Per queste ragioni è necessario richiamare l’attenzione su un atto come il plagio che noi vediamo normale, perché ci sta negando la capacità di formulare un criterio proprio su un tema specifico. Così si creano le basi della dominazione sociale, a partire dell’assenza del pensiero critico e dell’etica, immergendo la società in una cecità intellettuale che risulta facile di manipolare e controllare. Il controllo della coscienza è il peggiore luogo dove possiamo cadere: “ci trasforma in schiavi”.  

Tradotto da Alessandra Hinojosa