de Elias Marrero Leyva, Mariano Crispín Cervantes y Juan Jerónimo Tello – 1° Media D
Hace mucho tiempo, los nazcas estaban atravesando una sequía que duró 30 días. Sin embargo, al día siguiente, llovió, provocando un deslizamiento de tierra que tapó el río. A partir de ese momento, los nazcas no podían cultivar sus sembríos, ya que había escasez de agua, y solo podían usarla para cosas esenciales, como beber y cocinar.
Un día, los nazcas tuvieron una idea: construir huecos tan profundos que pudieran encontrar agua bajo la tierra. Sin embargo, no contaban con los materiales necesarios. Al día siguiente, el dios Ai, con su báculo, tocó el lugar donde estaban los nazcas y les proporcionó los materiales. Así continuó todos los días del año, hasta que finalmente terminaron. Les tomó un año y tres meses construir unos acueductos para tener acceso al agua.
Desde entonces, cada año el río tiene agua fresca gracias al regalo de los dioses.