de Egidio Molteni

La cachetada de Will Smith a Chris Rock pasó como el momento más memorable de la pasada ceremonia de los premios Oscar, llevando de 9.6 millones a 17.4 millones de espectadores simultáneos. Al haber sido el momento que acaparó toda la atención por los siguientes días, y con una gran cantidad de personas que reconocieron no haberse enterado de la realización de la ceremonia hasta la noticia de la bofetada, es imposible no preguntarnos por qué la propia ceremonia recibió tan poca atención. Las cifras nos demuestran una cruda verdad para la Academia: esta edición de los Oscar, con 13.73 millones de espectadores en media, fue la segunda edición menos vista desde 1970 según la medidora de audiencias Nielsen. Obviamente, podemos argumentar que la ceremonia de la Academia, como el resto de la industria cinematográfica, recién se está recuperando del golpe que fue la pandemia del COVID-19, pero, aun así, mirando años anteriores, podemos confirmar que la ceremonia de los premios Oscar se encontraba en una decadencia tanto de audiencia como de calidad. En este artículo, analizaré las razones externas que pueden haber llevado a una decadencia de la audiencia y las razones internas que han empezado a intensificarse a lo largo de los años.

Oscars' TV Ratings and the Backlash Over Live Telecast Decision – The  Hollywood Reporter

Antes de comenzar, sería bueno entender qué es lo que llevó a los Oscar a ser una de las ceremonias de premiación más importantes de cada año. El 16 de mayo de 1929 se realizó la primera edición del premio, entregando galardones a 12 categorías diferentes: a la mejor dirección, a la mejor actuación, a la película del año, entre otras. La popularidad inicial de estos premios se debió mayormente a su exclusividad y novedad: los Globos de Oro, los BAFTA o la Palma de Oro llegaron varios años después. Esta exclusividad convirtió a los premios de la Academia en los mayores (y únicos) referentes en la industria cinematográfica de su época. Pero será justamente esta exclusividad el principal factor de declive.

Oscars 2020: Nielsen data show audiences are tired of award shows

Uno de los principales factores externos que pueden haber llevado a la reducción de los espectadores es justamente el cansancio de la audiencia. “Lo nuevo siempre es mejor” significa también que lo “viejo” puede ya no generar la misma emoción e interés que generaba antes. La primera ceremonia de los premios de la Academia se realizó hace 93 años, por lo que es evidente que ya no existe más un aspecto de novedad. La audiencia se empieza a agotar del mismo tipo de ceremonia, que muchas veces puede no ser totalmente interesante o puede no estar de acuerdo con varios premios, por lo que recurre a otras opciones. Esto es lo que nos lleva al segundo problema: la llegada del Internet. 

Anteriormente, los críticos de cine realizaban sus críticas en periódicos, revistas o, en casos muy contados, en programas de televisión. Sin embargo, con la globalización del Internet, cualquier persona con acceso a este podía convertirse en un “crítico” de cine. Probablemente, la mayoría de las personas que se encuentran en Internet llamándose a sí mismas “críticos” no tienen conocimientos básicos del séptimo arte, pero, aun así, sus opiniones se pueden compartir por todo el mundo: no tienen ninguna limitante para expresar sus ideas, a parte de las ligeras censuras de la propia plataforma. 

La “democratización” del poder de los críticos significó justamente una indirecta pérdida de prestigio para la Academia: su opinión sobre las películas ya no era “única” y ahora existían muchas más opiniones de más fácil acceso. Pero junto a la llegada del Internet, se generó por otra parte una división muy marcada en la industria del cine: una división entre el “cine comercial” y el “cine de autor”. Las ceremonias con mayor cantidad de audiencia son las que contaron con películas populares entre sus nominadas, como fue en el caso de Titanic de James Cameron (1997) o Indiana Jones de Steven Spielberg (1981). 

Pero el gran aumento de películas y la difusión de la industria cinematográfica ha llevado a muchos estudios a apuntar antes por la taquilla y la fama que por la calidad. Esto no significa que todas las películas “comerciales” sean de mala calidad (justamente ese será un punto del que hablaré más adelante), pero definitivamente se ha formado una brecha entre lo artístico, que puede llevar tiempo de analizar, y lo sentimental o espectacular, que genera un sentimiento momentáneo. Estos son factores externos a la Academia, los cuales obviamente no pueden controlar, pero eso no significa que el comité no haya cometido errores a lo largo de los años que hayan llevado a una pérdida de audiencia.

Existen varios puntos que pueden ser causantes de la pérdida de la audiencia, pero el alejamiento de esta de la ceremonia se debe principalmente a la pérdida de confianza en todo el evento. Empezaremos con los problemas leves: los errores técnicos y los momentos humillantes o vergonzosos. Los errores técnicos son un aspecto sobre el cual la Academia no tiene mucho control cuando, pero es un error no tener la preparación suficiente para no tener errores. Esto es muy importante porque la entrega del premio, en cualquier categoría, es un momento muy importante tanto para el ganador como para la audiencia que lo apoya, por lo que un micrófono mal conectado o una entrada de música interrumpiendo su discurso arruinan completamente el momento (así como se trata de una falta de respeto para el galardonado). Pero si bien estos errores técnicos son de difícil control, hay algo que ha estado abundando en las últimas ceremonias, que es no solo humillante, sino también insultante para sus invitados: los discursos inapropiados por parte de los presentadores. 

Solo tenemos que remontarnos a la ceremonia de este año para ver varios casos, como el chiste inapropiado de Chris Rock a Jada Pinkett (lo que llevó a la ya mencionada bofetada) o el chiste de Amy Schumer (una de las presentadoras principales) a la actriz Kirsten Dust al referirse a esta como una “rellenadora de asientos”. La falta de respeto a los nominados no es el único problema; también lo es la falta de control de la Academia respecto de los discursos de los presentadores. Todo el conflicto con Jada Pinkett no habría sucedido si Chris Rock y la Academia le hubieran consultado previamente si estaba de acuerdo con la broma. Y si la broma de Rock lo hizo sin el permiso de la Academia, esta debería tomar acciones para evitar que comentarios inapropiados y sin su consentimiento vuelvan a suceder. 

Finalmente, el punto más importante de porqué el público ya no encuentra interés en los Oscar es la desilusión causada por ya varias premiaciones injustas. Estas se pueden dar tanto por negligencia de la Academia como por un factor cada vez más resonante en la industria: la inclusión forzada. La Academia exigirá estándares de diversidad para las películas nominadas en 2024. Si bien esto puede parecer una decisión loable desde el punto de vista social, subyace el compromiso de cumplir una agenda política, de quedar bien con el público, pues se trata de una medida inútil al considerar que la mayoría de productoras ya tienen implementados estos estándares. 

Pero, justamente, en relación con este tema, se deben considerar los intereses de la Academia: existe lo que podríamos llamar una doble moral por parte de esta. Por un lado, quiere contentar a la crítica especializada, nominando y galardonando películas “serias” que no son realmente buenas, e ignorando películas “comerciales” que sí son de buena calidad, solo por no tratar temas “serios” como la guerra, los conflictos sociales, las crisis humanas, etc.

Pero, de esta misma manera, nomina películas que al final del día solo están ahí para aumentar su popularidad. El caso más evidente de esto fue la categoría recientemente creada como “Película favorita del público”, un premio honorífico elegido por la audiencia. La Academia tenderá a nominar películas populares solo por ser populares y que, en otras circunstancias, nunca tendrían la oportunidad de ganar. Pero donde existe un verdadero conflicto es cuando el interés de la Academia retorna al primer punto, a la agenda social. Nominar una película basándose en su inclusividad o diversidad es una decisión injusta para muchas películas que pueden ser de gran calidad, pero que no cumplen totalmente una agenda que realmente es inútil a la hora de combatir problemas como el racismo, la xenofobia o la homofobia.

Todo lo anteriormente mencionado se puede resumir en que la Academia está desesperada por recuperar audiencia, lo que, como estamos viendo ahora, le está haciendo perder más público. Si realmente quisiera recuperar la popularidad y el prestigio que tenían antes, tiene dos opciones: o renovar desde las bases toda la ceremonia, o solucionar los errores previamente mencionados, para volver a ser la ceremonia seria y, en varios momentos, emocionante que era. Porque, en lo que están de acuerdo las “pocas” personas que siguen viendo los Oscar, es que los mejores momentos de toda la ceremonia serán ese actor, trabajador, director o película, saliendo a recibir el premio que se merecen, dando un discurso que nos recuerda que esa noche estamos reunidos para celebrar la maravilla que es el cine.

Kotsur gana el Oscar al mejor actor de reparto por "CODA" - San Diego  Union-Tribune en Español

Fuentes:

Toussaint, D. (2022, 2 de febrero). Why the Oscars are becoming irrelevant. https://queerforty.com/how-i-learned-to-stop-caring-about-the-academy-awards-and-just-enjoy-the-movies

https://as.com/tikitakas/por-que-se-llaman-premios-oscar-origen-significado-e-historia-del-nombre-de-los-oscars-n-2/#:~:text=Los%20Premios%20de%20la%20Academia,la%20iniciativa%20de%20Louis %20B.

https://www.dw.com/es/premios-%C3%B3scar-exigir%C3%A1n-est%C3%A1ndares-de-diversidad-en-2024/a-54860727#:~:text=La%20Academia%20de%20Hollywood%20ha%20estipulado%20que%20las%20producciones%20aspirantes,o%20promoci%C3%B3n%20de%20las%20audiencias.

Rivera, F. (2022, 03 de abril). La decadencia de Oscar. https://vanguardia.com.mx/opinion/la-decadencia-de-oscar-BH2191726

Il declino degli Oscar

Lo schiaffo di Will Smith a Chris Rock è considerato il momento più memorabile dell’ultima cerimonia degli Oscar, portando il numero di spettatori simultanei da 9,6 milioni a 17,4 milioni. Poiché è stato il momento che ha monopolizzato tutta l’attenzione nei giorni seguenti, con un gran numero di persone che hanno ammesso di non aver saputo della cerimonia fino alla notizia dello schiaffo, è impossibile non chiedersi perché la cerimonia in sé abbia ricevuto così poca attenzione. I numeri ci mostrano una cruda verità per l’Academy: questa edizione degli Oscar, con una media di 13,73 milioni di spettatori, è stata la seconda edizione meno vista dal 1970 secondo il misuratore di audience Nielsen. Ovviamente, possiamo sostenere che la cerimonia dell’Accademia, come il resto dell’industria cinematografica, si sta riprendendo da poco dal colpo della pandemia di COVID-19, ma anche così, guardando agli anni precedenti, possiamo confermare che la cerimonia dei premi Oscar era in declino sia in termini di pubblico che di qualità. In questo articolo, analizzerò le ragioni esterne che potrebbero aver portato al calo delle visualizzazioni e le ragioni interne che hanno iniziato a intensificarsi nel corso degli anni.

Prima di iniziare, sarebbe bene capire cosa ha portato gli Oscar a essere una delle più grandi cerimonie di premiazione ogni anno. Il 16 maggio 1929 si tenne la prima edizione del premio, che assegnava riconoscimenti a 12 diverse categorie: miglior regia, miglior interpretazione, film dell’anno, tra le altre. La popolarità iniziale di questi premi era principalmente dovuta alla loro esclusività e novità: i Golden Globes, i BAFTA o la Palma d’Oro arrivarono diversi anni dopo. Questa esclusività ha reso gli Academy Awards i più grandi (e unici) punti di riferimento nell’industria cinematografica del tempo. Ma sarà proprio questa esclusività il principale fattore di declino.

Uno dei principali fattori esterni che possono aver portato alla riduzione degli spettatori è proprio la stanchezza del pubblico. «Nuovo è sempre meglio» significa anche che ciò che è «vecchio» potrebbe non generare più lo stesso entusiasmo e interesse di una volta. La prima cerimonia degli Academy Awards si è tenuta 93 anni fa, motivo per cui è evidente che il fattore novità già non esista più. Il pubblico inizia a stancarsi dello stesso tipo di cerimonia, che spesso potrebbe non essere del tutto interessante, o potrebbe non essere d’accordo con vari premi, quindi ricorre ad altre opzioni. Questo è ciò che ci porta al secondo problema: l’arrivo di Internet.

In precedenza, i critici cinematografici facevano le loro recensioni su giornali, riviste o, in casi molto rari, in programmi televisivi. Tuttavia, con la globalizzazione di Internet, chiunque vi abbia accesso potrebbe diventare un “critico” cinematografico. Probabilmente la maggior parte delle persone che si trovano su Internet e si definendosi “critici” non hanno una conoscenza di base della settima arte, ma comunque le loro opinioni possono essere condivise in tutto il mondo: non hanno alcun limite per esprimere le proprie idee, a parte la leggera censura della piattaforma stessa.

La «democratizzazione» del potere della critica ha significato proprio una perdita indiretta di prestigio per l’Accademia: il giudizio di questa sui film non era più «unico» e c’erano molte più opinioni più facilmente accessibili. Ma insieme all’arrivo di Internet, d’altra parte, si è generata una divisione molto marcata nell’industria cinematografica: una divisione tra «cinema commerciale» e «cinema d’autore». Le cerimonie con il maggior numero di spettatori sono quelle che hanno visto tra i candidati film popolari, come nel caso di Titanic (1997) di James Cameron o Indiana Jones (1981) di Steven Spielberg.

Ma l’enorme aumento dei film e la diffusione dell’industria cinematografica hanno portato molti studi a puntare al botteghino e alla fama piuttosto che alla qualità. Questo non significa che tutti i film «commerciali» siano di scarsa qualità (sarà un punto di cui parlerò più avanti), ma c’è stato sicuramente un divario tra l’artistico, che può richiedere tempo per essere analizzato, e il sentimentale o spettacolare, che genera una sensazione momentanea. Questi sono fattori al di fuori dell’Accademia, che ovviamente non possono essere controllati, ma ciò non significa che il comitato non abbia commesso errori negli anni che hanno portato a una perdita di spettatori.

Ci sono diversi punti che possono aver causato il calo del pubblico, ma il distanziamento di questo dalla cerimonia è principalmente dovuto alla perdita di fiducia nell’intero evento. Inizieremo con i problemi minori: i difetti e i momenti umilianti o imbarazzanti. Gli errori tecnici sono un aspetto su cui l’Academy non ha molto controllo, ma è un errore non avere una preparazione sufficiente per evitare errori. Il che è molto importante, perché la cerimonia di premiazione, in qualsiasi categoria, è un momento considerevole sia per il vincitore che per il pubblico che lo sostiene; per cui, un microfono mal collegato o un ingresso musicale che interrompe il suo discorso rovinano completamente il momento (oltre ad essere una mancanza di rispetto per il vincitore). Ma nonostante questi errori tecnici siano difficili da controllare, c’è qualcosa che abbonda nelle ultime cerimonie, che non è solo umiliante, ma anche offensivo per i loro ospiti: i discorsi inappropriati dei presentatori.

Non ci resta che tornare alla cerimonia di quest’anno per vedere diversi casi, come la battuta inappropriata di Chris Rock a Jada Pinkett (che ha portato al suddetto schiaffo) o la battuta di Amy Schumer (una delle principali presentatrici) all’attrice Kirsten Dust, alla quale si è riferita come un «riempitivo di sedili». La mancanza di rispetto per i candidati non è l’unico problema, vi si aggiunge la mancanza di controllo dell’Accademia sui discorsi dei presentatori. Tutto il conflitto con Jada Pinkett non sarebbe accaduto se Chris Rock e l’Accademia le avessero chiesto in precedenza se fosse d’accordo con la battuta. E se lo scherzo di Rock fosse stato fatto senza il permesso dell’Accademia, l’Accademia dovrebbe prendere provvedimenti per evitare che commenti inappropriati e non consensuali si ripetano.

Infine, il punto più importante sul motivo per cui il pubblico non trova più interesse per gli Oscar è la delusione causata dai già numerosi premi ingiusti. Questi possono verificarsi sia per negligenza dell’Accademia, sia per un fattore sempre più risonante nel settore: l’inclusione forzata. L’Accademia richiederà standard di diversità per i film nominati nel 2024. Sebbene questa possa sembrare una decisione lodevole dal punto di vista sociale, risponde all’impegno nel realizzare un’agenda politica, a fare bella figura con il pubblico, poiché è una misura inutile se si considera che la maggior parte delle società di produzione ha già implementato questi standard.

Ma, giustamente, bisogna considerare gli interessi dell’Accademia: c’è quello che potremmo chiamare un doppio standard da parte sua. Da un lato vuole accontentare i critici specializzati, nominando e premiando film «seri» non proprio buoni, e ignorando i film «commerciali» di buona qualità, proprio perché non trattano argomenti «seri» come guerra, conflitti sociali, crisi umane, ecc.

Ma, allo stesso modo, nomina i film che in fin dei conti sono lì solo per aumentare la sua popolarità. Il caso più ovvio di ciò è stata la categoria appena creata per «Audience Favorite Movie», un premio onorario scelto dal pubblico. L’Accademia tenderà a nominare film popolari solo perché sono popolari e altrimenti non avrebbero mai la possibilità di vincere. Ma dove si presenta un vero conflitto è quando l’interesse dell’Accademia torna al primo punto, all’agenda sociale. Nominare un film in base alla sua inclusività o diversità è una decisione ingiusta per molti film che possono essere di grande qualità, ma non realizzano pienamente un’agenda che è effettivamente inutile nella lotta contro questioni come il razzismo, la xenofobia o l’omofobia.

Il tutto può essere riassunto nel fatto che l’Accademia desidera disperatamente riconquistare pubblico, il che, come stiamo vedendo ora, le sta facendo perdere più pubblico. Se vuoi davvero riguadagnare la popolarità e il prestigio che avevi prima, hai due possibilità: rinnovare l’intera cerimonia da zero, oppure correggere gli errori citati in precedenza, per tornare ad essere la seria e, a volte, eccitante cerimonia che eri. Perché, quello su cui sono d’accordo le «poche» persone che continuano a guardare gli Oscar, è che i momenti migliori dell’intera cerimonia saranno quell’attore, lavoratore, regista o film, che esce per ricevere il premio che merita, pronunciando un discorso che ci ricorda che ci siamo riuniti quella notte per celebrare la meraviglia che è il cinema. Kotsur gana el Oscar al mejor actor de reparto por "CODA" - San Diego  Union-Tribune en Español

Fonti

Toussaint, D. (2022, 2 de febrero). Why the Oscars are becoming irrelevant. https://queerforty.com/how-i-learned-to-stop-caring-about-the-academy-awards-and-just-enjoy-the-movies

https://as.com/tikitakas/por-que-se-llaman-premios-oscar-origen-significado-e-historia-del-nombre-de-los-oscars-n-2/#:~:text=Los%20Premios%20de%20la%20Academia,la%20iniciativa%20de%20Louis %20B.

Rivera, F. (2022, 03 de abril). La decadencia de Oscar. https://vanguardia.com.mx/opinion/la-decadencia-de-oscar-BH2191726

Articolo tradotto da Francesco Nori