Fauna y flora en Machu Picchu. (Foto: Rafaella Chereque Rivera)

De Flavia Mera Caro, Kamilah Aceijas Villalva y Maria Fernanda Espejo Casaverde

A pesar de que nosotros conocemos mucho sobre Machu Picchu, este lugar no para de sorprendernos. Incluso aquí podemos encontrar las cosas más maravillosas que nuestra naturaleza brinda, a pesar de que no las reconozcamos a primera vista. Siendo un sitio arqueológico de fama mundial, Machu Picchu lleva dentro innumerables historias y culturas que nos han enseñado más de lo que somos hoy y que lo identifican ante los ojos de cualquiera. Sin embargo, no podemos pasar por alto la biodiversidad que este abarca, especialmente su fascinante diversidad de flora.

Sabemos que el Perú cuenta con más de 3000 especies de orquídeas, y que estas (o al menos la mayoría…) se encuentran en el Bosque de Protección Alto Mayo, un área natural protegida y enriquecida en la región de San Martín. Este año, tuvimos la oportunidad de visitar la región de Cusco, y a lo largo del viaje descubrimos que una gran variedad de orquídeas, flores tan complejas y singularmente bellas, crece en el Santuario Histórico de Machu Picchu. Además de guardar vestigios arqueológicos de inmenso valor, se han registrado más de 400 especies de orquídeas en este lugar, aunque se estima que probablemente hay más de 1.000.

Su gran diversidad se debe a su ubicación en la franja altitudinal de los bosques nublados, entre los 2,000 y 2,700 metros sobre el nivel del mar. Por otra parte, la combinación de humedad constante, neblina suave y temperaturas templadas crea el ambiente perfecto para que estas flores prosperen entre raíces, rocas y cortezas de árboles. Las podemos encontrar cerca del río Vilcanota, administrado por el Hotel Pueblo Inkaterra Machu Picchu. Aquí encontrará la colección de orquídeas nativas más grande del mundo, según la Sociedad Americana de Orquídeas.

Las orquídeas peruanas son uno de los grupos de plantas más estudiadas, investigadas y científicamente exploradas en los últimos veinte años, confirmando la riqueza y esplendor de las especies en los valles del Perú, en los altos Andes y en la cuenca del Amazonas. La conservación de las orquídeas en Machu Picchu es crucial por su significado en la cosmovisión incaica, donde las flores son consideradas sagradas y portadoras de energía vital. Recientemente, se ha descubierto una nueva especie de orquídea en este santuario, lo que resalta la importancia del sitio como un refugio para la flora única. Las orquídeas, con su complejidad y fragilidad, simbolizan la conexión entre el mundo natural y el espiritual en la cultura inca, siendo vistas como mensajeras de los dioses. La protección de estas especies no solo contribuye a la biodiversidad, sino que también honra la herencia cultural de los incas, quienes veneraban las plantas como elementos esenciales en sus rituales y en su comprensión del universo.

La importancia ecológica de las orquídeas en Perú radica en su gran diversidad y papel fundamental dentro de los ecosistemas donde habitan, especialmente en bosques tropicales y montanos. En áreas protegidas como el Bosque de Protección Alto Mayo, que alberga más de 1300 especies de orquídeas, estas plantas contribuyen a la biodiversidad al formar parte integral de hábitats que sostienen numerosas especies de fauna, incluyendo aves endémicas y otras especies en peligro de extinción. Las orquídeas no solo embellecen el paisaje, sino que también participan en procesos ecológicos vitales como la polinización y la interacción con insectos y aves, lo que ayuda a mantener el equilibrio ecológico y la salud de los bosques. Además, la conservación de estas plantas depende directamente del mantenimiento de la cobertura boscosa nativa, lo que resalta la necesidad de proteger los ecosistemas originales para preservar la riqueza biológica única del país

El Perú es uno de los cuatro países más ricos del planeta en diversidad biológica, y Machu Picchu, a su vez, es un refugio de una rica biodiversidad, que incluye numerosas plantas medicinales utilizadas por las comunidades locales. Entre ellas destacan la uña de gato, conocida por sus propiedades antiinflamatorias, y la maca, un tubérculo que mejora la energía y la fertilidad. También, es muy cotizada la muña, utilizada para aliviar dolores estomacales, tratar afecciones respiratorias y reducir los efectos de la ansiedad. Por otro lado, la coca, considerada sagrada y utilizada en rituales religiosos, así como masticada como estimulante para combatir la fatiga y el hambre. Estas plantas no solo son parte del conocimiento ancestral de los pueblos andinos, sino que también tienen un vínculo directo con Cusco, la antigua capital del imperio inca, donde se ha mantenido viva la tradición de su uso en la medicina natural. La conexión entre Machu Picchu y Cusco se evidencia en el intercambio cultural y en el papel que estas plantas juegan en la vida diaria de los habitantes, quienes continúan practicando la herbolaria como parte de su identidad cultural.

Las orquídeas peruanas, famosas y reconocidas por su variada belleza, son un gran atractivo turístico, y una razón de búsqueda intensiva para los turistas que visitan el santuario de Machu Picchu. Es así como las orquídeas, para Cusco y gran parte del Perú, no solo embellecen el paisaje, sino que también generan ingresos al sector económico, aportando a la conservación y promoviendo la educación ambiental de estas flores y otras para su protección. Es un claro ejemplo el de la VII Conferencia Científica de Orquídeas Andinas, el mayor evento sobre orquídeas en la región, que consolida al Perú como uno de los principales destinos para la observación de flora. El programa junta a algunos de los más renombrados especialistas para conocer los más recientes avances en investigación y conservación de orquídeas. Asimismo, se llevarán a cabo talleres prácticos y salidas de campo guiadas.

En Machu Picchu se promueve el ecoturismo y el turismo sostenible como estrategias clave para la conservación de las orquídeas y su entorno. Por ejemplo, el Santuario Histórico de Machu Picchu impulsa un enfoque de sostenibilidad, incluyendo el «distrito turístico de cero emisiones de carbono», que busca minimizar el impacto ambiental del turismo. Organizaciones como Inkaterra Asociación, junto con universidades y entidades nacionales, trabajan desde hace décadas en la conservación de las orquídeas y su hábitat, fomentando el turismo responsable que incluye la educación ambiental y la protección de los polinizadores y ecosistemas. Además, se ofrecen experiencias turísticas como el avistamiento de orquídeas en su hábitat natural, visitas a jardines botánicos especializados y recorridos por senderos como el Camino Inca, que permiten a los visitantes disfrutar de la biodiversidad sin afectar negativamente el entorno natural. Estas iniciativas contribuyen a un desarrollo turístico sostenible que apoya la preservación de la mega biodiversidad de la región.

En Perú, la deforestación y el comercio ilegal amenazan a millones de orquídeas, mientras que cada año se comercializan miles de orquídeas “ilegales”, la misma autoridad encargada de evitar la pérdida de ellas deja que se destruya posiblemente cientos de millones de orquídeas, muchas de ellas desconocidas para la ciencia. Aunque existen leyes y áreas protegidas para su conservación, estos esfuerzos resultan insuficientes frente a la magnitud del problema. Por ello, se sugiere complementar la normativa con educación y capacitación a los campesinos para el manejo sostenible y la valoración de estas especies únicas. Afortunadamente, varias comunidades en zonas altoandinas y amazónicas han creado iniciativas para conservar las orquídeas. Por ejemplo, organizan rutas de observación donde los visitantes pueden ver estas flores en su hábitat natural, sin dañarlas. También hay viveros y proyectos educativos que enseñan a cuidarlas. Gracias a estas acciones, no solo se protege la biodiversidad del país, sino que también se promueve un turismo responsable, que valora la naturaleza y la cultura local.