de Isabella Perez

Estamos a la vuelta de la esquina de la Blanca Navidad, aunque en Perú se trata más bien de una Navidad soleada y húmeda por los inicios del verano. El espíritu se siente en el aire, se viene la Navidad en Perú, esa Navidad del Burrito Sabanero y los Toribianitos. ¿Cómo podría siquiera empezar a describirla? Es tomar chocolate caliente cuando afuera hacen 30°, celebrar las vísperas el 24 y abrir los regalos a medianoche, y más importantemente, es unirse en familia para disfrutar con un panetón, el postre Navideño por excelencia.

Todos reconocemos que aquel bollo en forma de cúpula relleno de pasas y fruta confitada es de origen italiano, traído a Perú gracias a comerciantes genoveses e inmigrantes italianos, pero, ¿sabían que la Navidad podría ser también producto exportado de Italia? Una forma primitiva de Italia, pero sin embargo italiana: el Imperio Romano. Siendo la celebración más importante para el mundo cristiano, no fue celebrada hasta el cuarto siglo después de Cristo, cuando se había construido un consenso de que Jesús había nacido un 25 de diciembre.

Antes de Navidad, los cristianos celebraban la Pascua como su principal festividad, pero mientras que la Iglesia en Roma buscaba más poder y menos presencia pagana, el Papa Julio I estableció que la Navidad se celebraría el 25 de diciembre, ya que chocaba con la festividad pagana Saturnalia, dedicada al dios Saturno. Desde entonces la Navidad ha ido cambiando y variando, con cambios de calendario, cambios religiosos, entre otros factores. Viendo la gran influencia que tuvo Italia en la Navidad, veamos qué tradiciones se mantienen como las más prominentes.

Guía para Celebrar la Navidad en Italia

Primeramente, la Navidad en Italia no es un solo día, se trata de una celebración que dura semanas a distintos niveles, empezando el 6 de diciembre, día de San Nicolás. En este, algunas regiones como Puglia celebran con una torta de pasta de almendras y chocolate. El 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, familias decoran sus casas con los típicos adornos, con bolas colgando del árbol, cintas, moños y vegetales y frutas artificiales, todos en una gama de verdes y rojos. El 24 de diciembre, las familias se unen para cenar “Il Cenone”, una gran cena compuesta por cuatro partes: el antipasto o entrada, el primer plato, el segundo plato y el postre. Las comidas van variando dependiendo de la región en la que te encuentres. Por ejemplo, en Toscana se prepara pasta hecha en casa cocinada en caldo de carne, y en Emilia Romaña se comen manzanas en gelatina y pedazos de naranja espolvoreados con azúcar.

El 6 de enero, el equivalente a la Bajada de Reyes en Latinoamérica, es el día de la Befana: una bruja buena que le trae regalos a los niños que se portaron bien durante el año y carbón a los que no. Con esta fecha, se cierra el ciclo festivo.

Dos Versiones de la Navidad Italiana

Buscando más información, consultamos con dos fuentes italianas, el estudiante de II Liceo Lingüístico Daniele Mauroni y el profesor de italiano Giancarlo Farris. Ambos dieron perspectivas interesantes sobre sus experiencias con la Navidad.

“[La Navidad] se puede resumir en una palabra” dice Mauroni, “familia.” Él añade que “lo que tengo más presente en la mente son las luces en los balcones, las estatuas en la calle de Babbo Natale y comer pescado el 25 de diciembre. Yo me juntaba con mi familia y después del almuerzo jugábamos cartas hasta las seis o siete de la noche.” Él recalcó que no había tradiciones culinarias específicas que vengan a mente, la única regla básica era que no se podía comer carne y por ende se optaba por pescado.

“Tampoco se puede olvidar el día de la Befana” continuó Mauroni, “El 6 de enero, los niños ponen medias en el fondo de sus camas y esperan la llegada de la bruja”. En sus palabras, él presenta una celebración familiar y algunas de las tradiciones que menciona son bastante parecidas a las que existen en otras partes del mundo, como “la befana” siendo similar al uso de medias para poner golosinas y regalos pequeños en otros países.

Por otro lado, el profesor Farris presentó una perspectiva diferente. Él empezó por decirme “Yo no soy italiano, yo soy de sardo, de la región de Cerdeña” y esta proveniencia se reflejó en sus memorias de la Navidad en Italia.

“Es una festividad muy esperada, las familias, típicamente numerosas, se unen. No solo familia inmediata, más bien tíos, primos, primos de los primos, todos los abuelos, y así. Mi mamá y mis hermanas empezaban a cocinar a las ocho de la mañana del día anterior,” señaló el profesor de italiano. No mencionó regalos, ya que estos antes estaban reservados para el seis de enero, en el día de la Befana.

“Era una comida luculliana [en estilo de banquete romano], con muchos aperitivos, como el Capitone con anguila asado, ravioles o lasaña como segundo plato, pescado asado, carne, cerdo y cotechino con lentejas como plato fuerte, ya que las lentejas son símbolo de riqueza. De postre, se comían los dulces típicos de la región, acompañados de amaretto, y sin olvidar el vino en abundancia durante toda la comida. Hacía el final, las familias se quedaban juntas hasta las cuatro de la mañana tomando café” añadió Farris. Su visión de la Navidad era más apegada a su lugar de proveniencia, con la inclusión de comidas típicas de Cerdeña.

En conclusión, no importa de que región vengas, ni cuantos o cuales platos comas. Lo más importante en la navidad italiana es la familia y la unión dentro de una, dejando de lado cualquier otra cosa para poder pasar esos días festivos junto a ellos. Las tradiciones son ricas y cargadas de historia. Acá en Perú se podría aprender de eso, buscando servir familia y tradición en una mesa donde todos son bienvenidos.