de Frida Gutierrez Angulo, Camila Lozano Bernaola y Cayetana Rojas Sorogastúa – 1° Media A

En tiempos desconocidos, en un pueblo escondido tras las montañas de Ica, vivía un campesino en una humilde morada con su familia. Él siempre llevaba a su casa varios sacos de semillas para comer, ya que en ese entonces solo habían descubierto esa planta desconocida como alimento. Un día, un hambriento y astuto zorro olió las deliciosas semillas que se le caían al campesino de los sacos y, debido a su hambre, comenzó a comérselas conforme iban cayendo. Como esto no lo satisfacía, decidió enterrar una de las semillas, imitando lo que había visto hacer a los hombres, con la esperanza de que creciera y le diera más semillitas. Sin embargo, el zorro, con su poca conciencia sobre cómo plantar adecuadamente una semilla, no sabía qué hacer. Conmovido por la acción del zorro, el dios Illapa, dios del rayo y la lluvia, decidió ayudarlo, haciendo que lloviera después de una larga sequía. Luego de unos minutos mágicamente, se descubrió la identidad de la semilla: no creció una pequeña planta, sino un gran viñedo lleno de deliciosas uvas. Esto alegró al zorro, así como también a todo el pueblo. Desde entonces, Ica ha sido una ciudad conocida por sus viñedos y su abundante producción de pisco.