Vista exterior del Castillo de Lamas, San Martín. (Foto: Rafaella Zamora Espinoza) 

Si buscas atractivos turísticos en la región de San Martín en Perú es seguro que de los primeros sitios turísticos que saldrán es el impresionante Castillo de Lamas, y es que este sitio ha influido mucho más de lo que te puedes imaginar en esta región, tanto culturalmente como económicamente, y es por eso que te contaremos más a detalle cómo fue creado este castillo.

Todo comenzó en 1989 cuando un empresario italiano llamado Nicola Felice vino al Perú como turista y, después de dos años, decidió quedarse. Venía a Lamas de visita porque le parecía un pueblo con encanto y lo miraba con afecto por las similitudes a su país natal.  En una de sus visitas descubrió una pequeña colina con una piedra gigante en medio. Él soñaba con tener una casita de piedra con una torre, entonces compró un primer lote y empezó a construir.

No imaginaba hacer una obra tan grande como un castillo, pero paso a paso fue tomando forma y supo que era el escenario perfecto para su sueño. Fue descubriendo en los lugareños que trabajaban con él, talentos que ellos mismos desconocían, se fueron sumando a la construcción. Se utilizaron muchos elementos recuperados de las casas que se cayeron con el terremoto, como ladrillos antiguos de pisos y tejas de los techos.

 “Realmente no pensaba hacer una construcción de semejante magnitud”, comentó Felice en una entrevista, pero también nos afirma que conforme se iba levantando está colosal infraestructura, el equipo humano fue capacitándose y demostrando que pueden hacer cosas increíbles, y no solamente en la parte estructural, sino también en las decoraciones dentro del castillo. “Tenemos gente que nunca ha visto una piedra tallada en su vida y ahora son escultores y talladores, de la propia localidad que utilizan materiales de la zona” dice Felice. La construcción ininterrumpida duró 10 años, el universo ha sido su cómplice ya que lo hizo con pasión, con sentimiento, y que si se puede soñar y que con esfuerzo y empeño se puede conseguir muchas cosas.

El castillo para Felice es un símbolo de conexión entre su tierra y Lamas, ya que ambas están enclavadas en una colina y el pueblo de Lamas le trae recuerdos y nostalgias de su infancia. Inicialmente fue concebido como su residencia personal. Sin embargo, unos años después, Felice decidió que quería compartir este lugar con los ciudadanos de Lamas y con los turistas que quisieran llegar a conocerlo. Así, el empresario decidió abrir las puertas de este majestuoso lugar, nunca imagino la aceptación y una respuesta de esa magnitud y que el castillo vendría a impulsar el desarrollo turístico de Lamas. Visitar el castillo es una oportunidad de apreciar también el trabajo de artesanos locales, ceramistas y tejedoras que exhiben sus creaciones, ya que hay artesanos que trabajan de forma permanente mostrando sus creaciones y su arte en vivo. También está reflejada la mitología amazónica y toques nativos que le dan una magia especial.

El castillo le dio atención nacional a Lamas y contribuye al desarrollo turístico de la región, y recibe más de 200,000 visitantes al año. Parte de su éxito se debe a lo inusual que es ver un castillo medieval en medio de la selva. Es así como esta infraestructura se convirtió en una gran parte de los ingresos de Tarapoto y toda la región San Martín.

El Castillo de Lamas es mucho más que una atracción turística; es el resultado del sueño de Nicola Felice, un empresario italiano que encontró en Lamas un lugar que le recordaba a su tierra natal. Lo que comenzó como una casa modesta terminó convirtiéndose en una imponente construcción gracias al esfuerzo colectivo de la comunidad local, que descubrió en sí misma talentos ocultos en escultura, tallado y artesanía. Esta obra no solo embelleció la región, sino que también impulsó el desarrollo económico y cultural de San Martín, convirtiéndose en un símbolo de unión entre dos culturas y en una fuente de orgullo local. El castillo representa cómo un sueño personal, compartido con pasión y dedicación, puede transformar a toda una comunidad.