De Isabella Alvarado-Ortiz Velazquez, Valentina Torrejon Rayme, Bianca Marchese Lopez Torres

De Isabella Alvarado-Ortiz Velazquez, Valentina Torrejon Rayme, Bianca Marchese Lopez Torres

En la época del Imperio de Pachacútec, los chaskis, mensajeros del emperador, se encontraban descansando a escondidas en Pisco. Pero uno de los chaskis, llamado Tochak, era muy fiel a Pachacútec y acusó a los demás ante el emperador, lo que hizo que este los condenara a muerte. 

Uno de los chaskis llamado Kashumara, era fuerte, gentil, empático y amable. Fue donde Pachacútec para convencerlo de construir un lugar de reposo para los chaskis y que no matara a sus compañeros. Pero al hablar con el emperador, solo le dio el permiso de construir un lugar de reposo con la ayuda de los dioses; sin embargo, sus compañeros tendrían que pagar con su muerte por su desobediencia. Kashumara, triste por la muerte de sus compañeros, aceptó igualmente la propuesta y pidió ayuda a los dioses para encontrar un buen terreno para poder construir, así que le dan materiales como: barro, adobe y piedras. Le dijeron que llevara una parte de cada recurso en un plato de oro y que caminara hasta que el plato se rompiera, pues allí sería el nuevo lugar de reposo para los chaskis. Kashumara emprendió entonces su camino hasta recibir la señal. Corrió por largos días y noches, hasta que por fin el plato se rompió. Esto ocurrió en el actual departamento de Ica, en Pisco. Ese fue el lugar elegido por los dioses, entonces se inició la construcción. Tochak, el chaski más fiel del emperador, al enterarse de eso, inició un plan para deshacer el acuerdo entre Pachacútec y Kashumara, porque estaba celoso de que Kashumara ganara el respeto del emperador; por lo tanto, inició a sabotear las construcciones que ya estaban en proceso, pero no consiguió mucho: era solo uno contra los demás. Entonces empezó a reunir a más personas para poder destruirlo, diciéndoles rumores falsos de Kashumara, como que era malo, que se creía superior a Pachacútec, entre otros.   Kashumara se enteró de lo que tramaba gracias a los rumores que se expandieron por todo el imperio. Fue donde Pachacútec para avisarle de eso, pero él no le creyó porque Tochak era, supuestamente, su chaski más fiel. Al chaski Kashumara no le quedó más opción que continuar con su trabajo, siempre atento, sabía que en algún momento llegaría un gran combate. Y justo llegó el momento: el bando de Tochak se enfrentó al de Kashumara, que eran los chaskis que querían el lugar de reposo. La pelea inició. Kashumara y Tochak se enfrentaban uno a uno, pero con un poco de estrategia, Kashumara y su bando lograron vencer al rival, dejando como único sobreviviente a Tochak. El combate fue tan sangriento, que la sangre de los que perdieron la vida se expandió por las paredes, tiñéndolas de un color rojizo. Por ello, al terminar la construcción, las personas lo pintaron de rojo, inspirándose en aquel color que le daba un toque único. Así fue como llamaron a ese lugar Tambo Colorado.  Pachacútec, al enterarse de la verdadera identidad de Tochak y sus verdaderas intenciones, lo condenó a muerte como castigo. Kashumara, en cambio, fue nombrado asistente personal del emperador por sus buenas acciones.                                                                                                   Ya todo había terminado. Los chaskis ya tenían un lugar para descansar, pero se dice que, cuando hay llovizna en Tambo Colorado, es el espíritu de Tochak llorando por no conseguir lo que quería, haciendo que esas gotas, con el tiempo, vayan desvaneciendo Tambo Colorado con el propósito de destruirlo.